Lactancia materna

La lactancia y sus inquietudes. A todas nos pasa. ¿Podré hacerlo? ¿Lo haré bien? ¿Qué pasa si decido o no puedo dar el pecho? ¿Qué pasa si mi bebé necesita un suplemento? No hay secretos para una lactancia exitosa: ten confianza en ti, ten paciencia  y no te subestimes. Cada mamá y cada peque somos un mundo, tú te conoces mejor que nadie. 

Y sí, es cierto que la lactancia materna es el método más natural y sano para alimentar a tu bebé. Tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leche materna proporciona todos los nutrientes que tu bebé necesita, le aporta protección inmunológica y es fundamental para el desarrollo neurológico.

También es cierto que la mayoría de leches de fórmula contienen proteínas, prebióticos, probióticos y otros nutrientes propios de la leche materna que hacen que se asemejen cada vez más a nuestra leche. Así que no te agobies, son una buena alternativa.

¿Qué beneficios tiene amamantar a tu bebé?

Los expertos sanitarios recomiendan amamantar a tu peque al menos durante el primer año de vida, sobre todo los primeros 6 meses. Te contamos algunos de los beneficios: 

  • Los recién nacidos tienen un sistema inmunológico poco desarrollado. Necesitan defensas y las adquieren a través de los anticuerpos presentes en la leche materna. De ahí lo que muchas veces probablemente hayas oído: los bebés alimentados con la leche materna son menos propensos a sufrir infecciones y alergias. 
  • Ayuda al crecimiento cerebral gracias a los ácidos grasos poliinsaturados que contiene. Éstos juegan un papel clave en el crecimiento de las neuronas y en el funcionamiento del cerebro.
  • Es más fácil de digerir que las leches de fórmula
  • El acto de amamantar refuerza el vínculo emocional mamá-bebé.

Y sigue leyendo, porque las ventajas no se terminan aquí. Dar el pecho a tu bebé también tiene beneficios para ti. Amamantar causa un efecto relajante en nosotras, y esto tiene un impacto positivo sobre el sueño y nos ayuda a descansar mejor. ¡Descanso, eso que tanta falta nos hace a las mamás!

¿Amamantar a mi bebé será doloroso?

Cada mamá es diferente y cada una tenemos una sensibilidad diferente. 

Ten en cuenta que al principio los pezones están más sensibles. Cuando tu peque empiece a succionar notarás algunas molestias. La sensación irá disminuyendo con la toma. Si ves que va a más, puede que tu bebé no se haya enganchado bien al pezón. No pasa nada, cambias de postura hasta que estéis cómodas/os.

Cuando la leche comience a subir, es posible que notes tensión o plenitud en el pecho. En este caso se recomienda alternar las posiciones de amamantamiento y así aliviar esta sensación. Y recuerda, en cualquier duda que tengas sobre lactancia, tu matrona es tu mejor aliada y quien más te puede ayudar. 

¿Cómo sé que ha mamado suficiente?

La pregunta del millón. Poco a poco irás conociendo más a tu peque, pero al principio puedes guiarte por el ruido que hace al tragar la leche. Algo todavía más fácil: si notas que se relaja y tiene un buen sueño, es señal de una buena alimentación. Y algo que no falla: si ha comido bien, notarás tus pechos blandos y “vacíos”.

Y la prueba del algodón: el peso. Con una buena alimentación, deberías ir viendo aumento de peso semana tras semana. Antes de las 6 semanas de vida, un buen aumento diario está sobre los 20 g. Después, y hasta los 4 meses, unos 100-180 g semanales se considera óptimo. 

¿Puedo combinar lactancia y trabajo?

¡Claro! Si debes regresar al trabajo, te recomendamos extraerte la leche una o dos veces al día. Puedes hacerlo  manualmente o con un sacaleches (esto es todo un mundo y nos da para otro artículo). Después, consérvala en el congelador entre 3 y 5 días o a temperatura ambiente hasta 8 horas.  

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